13/9/10

La disolución del binomio



El halcón,
el vuelo en picado
y la liebre
son uno.
-Gary Snyder

¿Dónde reside la verdadera transgresión del pensamiento? En la certeza de que tanto en el suicida como en el asesino, el impulso criminal es el mismo. Lo único que cambia es el objeto. Sin embargo -y sólo en ocasiones- el suicida puede inspirar compasión; el asesino, no. El asesino siempre es imputable. Podrá ser un tópico, sin embargo pocas veces he visto que alguien hiciera una reflexión profunda en lo que respecta a suicidio y sociedad. El suicidio sigue siendo un temá tabú en la sociedad "del placer". 
Bert Hellinger afirma que a veces, el impulso suicida  es el resultado de un movimiento compensatorio del destino: de no ser suicida, éste se convertiría en asesino. Parece que vamos pasando de rol en rol, y que la tendencia actualizante de Carl Rogers puede llevarse también al plano metafísico, donde la muerte nos recibe en brazos en pro de un nuevo desarrollo. Este post no hace apología del suicidio: sí de la compasión. Y no sólo hacia el suicida, sino también -y sobre todo- hacia el asesino que hay en él. Porque el suicida resume en si mismo un binomio: el de víctima/victimario, dos roles que a escala social están separados.
Pero es sólo en apariencia. No olvidemos que todo el que ha sido víctima, a la larga acabará siendo victimario y viseversa. Esto resulta, en cierta manera, fácil de comprender aunque difícil de digerir. Especialmente cuando los roles están integrados en una misma persona, que no es ni más ni menos que un reflejo de un síntoma social de represión del dolor en pro de unos placeres ilusorios y unánimes: la dictadura del placer. Separamos los roles porque aceptar el dolor -única manera de trascenderlo- se hace una tarea que roza con lo heroico. No obstante, éste sería el único movimiento hacia la paz.
Mejor es eliminar al asesino, excluirlo, condenarlo de por vida y por generaciones, sepultarlo para siempre en lo más profundo de la sombra colectiva, que se constituye en victimario al haber sido, antes, víctima. Hablar de reconciliación, en estos casos, es tanto o más transgresivo que hablar de pena de muerte.
El resultado es que volvemos a repetir una y otra vez, y por los siglos de los siglos, la misma dinámica víctima/victimario, de la que a continuación nos quejamos, justificando siempre con toda razón a la víctima y condenando al victimario... también con toda razón. ¿Dónde estaría la evolución? En la conciencia. Pero no en la conciencia de "ser bueno" o "ser malo", sino en la conciencia de que hemos de abrazar tanto a la víctima como al victimario dentro de nosotros, para que por fin se disuelvan en el exterior. Lo sé, voy demasiado a prisa: antes de abrazarles, se hará necesario observarles. Y aquí es donde el humano, antes de convertirse en "héroe", se definirá como peregrino y viajero de si mismo.
Tanto en Oriente como en Occidente, muchos mitos hacen mención a este viaje como el único y verdadero objetivo de nuestro paso por Aquí. La peregrinación a través de la sombra puede ser tanto una maldición (hundimento en y de si mismo) como una bendición  (impulso de crecimiento y luz), aunque nunca se constituye en ceguera. En esta instancia, podremos estar dolidos: ciegos, jamás. Se trata de un momento crucial en el que tanto víctima como victimario emergen, y se contemplan tal cual son. No es el momento de tomar ninguna decisión. Es únicamente el momento de observar. En este punto algunos se vuelven suicidas, otros salvan la vida y otros se convierten en místicos. Aquí hay para todos los gustos, y el  "infierno" es sólo una elección entre tantas.
La observación no admite juzgamiento -esto es tambien difícil- ya que en cuanto éste surge, surge instantáneamente el binomio y alguien se identifica con alguien. Sea víctima o victimario (o en el caso del suicida, los dos a la vez) no existe posibilidad de reconciliación. Como sabemos, el proceso es lento (nos ha llevado ya unos cuantos millones de años) aunque tal reconciliación parece ser el único camino que, tanto en lo individual como en lo colectivo, nos podría llevar a la disolución del binomio.
La pregunta clave sería, ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a tal disolución? Es decir, ¿cuántos de nosotros seríamos capaces de hacer un movimiento realmente evolutivo hacia ello?¿Se trata de un destino, o podemos avanzar hacia la disolución sin dolor y por pura voluntad de aprendizaje?
Sea, la voluntad, bienvenida. Sea, el dolor pre-natal que llega para ser trascendido, bienvenido. Ante él me inclino, y en el aire puro de la pérdida -si lo es- me entrego con respeto (y algo parecido a la humildad, que esa lección aún no la he aprendido) y le honro diciendo: Yo acepto. El asesino que hay en mí me mira diréctamente a los ojos. También la víctima. Yo les contemplo. Estoy a punto de abrazarles.

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8 comentarios:

Mercedes Thepinkant dijo...

No se si tiene mucho que ver con tu entrada pero el otro día, en el programa Redes del Punset me dejó impresionada lo que dijo su entrevistado (que no me acuerdo quien era). Hablaban sobre las matemáticas y su aplicación a los cambios sociales y en un momento dado salió la cifra: la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 25 años en China e India es el suicidio. Me quedé de piedra. Ni infecciones, ni partos, ni hambre, ni violaciones, ni maltrato. Aunque implícitamente esté todo eso (estoy segura) en las causas de los suicidios.
Una pena.

Un beso

Anónimo dijo...

Un tema peliagudo en el que no me atrevía a meter la uña,,, pero Mercedes me ha animado. Valiente asunto el que tratas RAB... el suicidio. Sabías que los medios tienen prohibido tratarlo públicamente porque aseguran que provoca más suicidios? como bien dices, en la sociedad del pacer pacen las ovejas sin enterarse de ná... y es evidente que una sociedad así se suicida a lo grande.
samuel

RAB dijo...

Mercedes, sí que vi el programa, lo que debo decirte es que a mí no me sorprenden las cifras... Sin embargo no necesitamos irnos tan lejos. Como bien sabemos, y Samuel mismo lo señala, los medios sólo informan cuando el asunto sucede en otro lugar. Pero cuando sucede cerca mejor lo tapamos: ¿culpa? Hellinger me tiene flipada.

Sin embargo. Este post tiene múltiples lecturas. Lo dejo a criterio del degustante.

:+:+

hiniare dijo...

Sí que tiene múltiples lecturas, como la relación víctima-victimario. Pueden ser la misma persona, porque nos podemos hacer mucho daño a nosotros mismos. El auto-destructivo debe ser la persona más solitaria del universo, la soledad es la que lo mata. Pero no estamos hechos para esa soledad, sino para ir hacia el mundo. La reconciliación también va por ahí, por deshacer la trampa del tú y el yo, y que los demás sean tan yo como yo mismo...

No sé si tiene lógica lo que digo pero tus posts me provocan erupciones de ideas. Por cierto, me encanta tu nueva "cara". ¿No es un poco Giger?

Hasta luego,
h.

RAB dijo...

He quitado a Giger, Hiniare, ahora la chica "de la tapa" soy yo :)
Besazo.

CHINCHU-LYN dijo...

Rab, mirate a Punset. El suicida es un enfermo, eso ya lo sabemos... el factor social es estadístico y no tiene nada que ver, es solo un "agravante". Pero al final ¿quien puso el huevo y la gallina? túmbale-túmbale, la vida te da sorpresas.sorpresas te da la vida, habría que escuchar merengue un poquito mas seguido...........

RAB dijo...

Chinchu, tomando en cuenta que sueles hablar en metáforas o en doble y hasta triple sentido, y siendo paisanos, creo que te entiendo. O no. Así que sácame de dudas: ¿insinúas que Rubén Blades describe bien el proceso?

CHINCHU-LYN dijo...

Caíste. Sí, lo describe: pedro se encuentra con la golfa en una calle de NY y los dos piensan que el otro va a matarlo... ¿? un poco de humor agrio al tema. porque la parola misma "suicidio" ya espanta, y me da que lo tuyo iba un poco más allá... sin dejarlo del todo.
giger también espanta, mejor que lo hayas sacado. el cocoliche que hiciste se te parece más.
saludos