12/10/10

Blanco sobre rojo: una fecha incómoda

Con respecto al tan mentado 12 de octubre y sus desfiles militares a uno y otro lado del charco no pensaba colgar nada este año. Sin embargo, no voy a negar que para mí  sea una fecha incómoda en la que evito mirar la televisión y tener que enterarme de cómo ha ido el desfile o si esta vez abuchearon o no al/la presidente/a. Por ende, si cuelgo este post es nada más porque la lúcida reflexión que hace Raúl Montenegro al respecto de esta fecha y lo que representa, lo merece. Aquí va.

La historia indígena que relatan los españoles y algunos intelectuales blancos tiene con frecuencia un vacío insalvable. La mayoría nunca vivió con las comunidades originarias que sobrevivieron al holocausto americano. Una cosa es el papel de libro, y otra muy distinta las aldeas, la selva, los bosques secos y el barro. Solo cuando papel y vivencia se complementan es más fácil entender y sobre todo sentir lo que sucedió a partir del 12 de octubre de 1492, y que sigue ocurriendo hoy, a varios siglos de distancia.
En América no solo existieron los Incas, Aztecas y Mayas. Hubo y siguen sobreviviendo centenares de grupos indígenas. Sus territorios, al igual que los de cualquier otro grupo humano, variaban de acuerdo a sus necesidades, culturas, y capacidad de ataque y defensa. Los Incas y los Mayas desplegaban estrategias de cadena alimenticia corta, algo bastante parecido a lo que hacemos en nuestras actuales culturas agrícolas. Transformaban ecosistemas naturales con gran biodiversidad en zonas de cultivo o cría de animales, y con sus excedentes alimentaron notables revoluciones urbanas y culturales.
Hoy sabemos que muchas de esas culturas de cadena corta, como la Maya con su milpa, sufrieron graves crisis por causa del monocultivo y del exceso de civilización. Es erróneo y simplista asumir que estas culturas indígenas más complejas (y por lo tanto más similares a las europeas) eran dominantes o exitosas. Territorialmente había más superficie ocupada por grupos cazadores y recolectores que por agricultores andinos. América era un mosaico de ecosistemas sobre los cuales se expandían y retraían innumerables etnias que definían, a su vez, un cambiante y rico mosaico cultural
Podemos afirmar que en la mayor parte del continente americano dominaron territorialmente los grupos indígenas que practicaban la estrategia de cadenas alimenticias largas con agricultura de subsistencia. Eran cazadores, pescadores y recolectores, y lo siguen siendo hoy. A diferencia de los indígenas agricultores y ganaderos de la zona andina y de la América Central estos recolectores utilizaban innumerables especies que obtenían de amplios territorios.
Una comunidad Mbya Guaraní con medio centenar de personas, por ejemplo, recorre un territorio vital superior a las 6.500 hectáreas. Allí recogen y emplean 150 especies de plantas medicinales, 7 tipos de miel, más de 200 especies como alimento, y reconocen 230 especies de aves. En general los cazadores y recolectores ocupaban territorios que defendían con bravura, pero sin poseerlos. 
En lugar de construir propiedades fijas e inviolables habitaban territorios temporarios. Cuando faltaba el agua o los alimentos, o el sacerdote soñaba que era preciso irse, la comunidad migraba y se instalaba por muchos años en un nuevo territorio. El sitio abandonado era recompuesto por el propio ecosistema, y se diluía con el tiempo el impacto que había producido la comunidad.
Esta ocupación sin posesión le resulta extraña a las culturas occidentales e incluso orientales. Es sin embargo un rasgo muy común entre los grupos recolectores una agricultura deliberadamente limitada. No se apropiaban de la tierra, ni dejaban las enormes huellas culturales que sí construían Mayas e Incas (y blancos europeos). Vivían y guerreaban, como todo grupo humano, pero sin reemplazar los ricos ambientes nativos por ciudades y cultivos. Simplemente se integraban a los pulsos ambientales, algo que los Incas y Mayas, por ejemplo, fueron perdiendo a medida que se volvían más civilizados.
Decir que los españoles llegaron a un continente virgen, como afirman algunos autores, es desconocer la realidad indígena anterior al siglo XV. América era un mosaico de ecosistemas naturales ocupados por mosaicos de culturas humanas. Mucho antes de que arribaran los españoles la mayoría de los lugares tenía nombre e historia. Que los Mbya Guaraní no construyeran grandes ciudades ni largos caminos empedrados no significa que la selva donde vivían fuese virgen. Esa selva era tan humana en su biodiversidad como una ciudad de Castilla llena de edificios y pobre en árboles, solo que unos y otros tenían distinta estrategia de vida, y vivían por lo tanto en ambientes muy diferentes.
Lo trágico sin embargo es que las estrategias de cadena alimenticia larga, dominantes en la América precolombina, son más sostenibles a largo plazo que las estrategias de cadena corta que empezaron a practicar los Incas hace muchos siglos, y que trajeron desde Europa los españoles y otros invasores recientes.
Mientras los cazadores y recolectores enfrentan las crisis y los sufrimientos a corto plazo, lo que es casi inevitable en culturas sin excedentes agrícolas, las civilizaciones construidas en base a las cadenas alimenticias cortas, como las nuestras, trasladan los sufrimientos y crisis acumulados al mediano y largo plazo. Para conservar nuestra forma de vida consumista no titubeamos en arruinarle el futuro a nuestros nietos.
Lo irónico es que nosotros, con una estrategia de vida rimbombante, barroca y poco adaptada, estamos exterminando culturas que repiten el modo de vida cazador y recolector que le permitió a nuestros antepasados no agricultores vivir exitosamente durante más de 150.000 años.
Americanos originarios y europeos, por nombrarlos con cierta identidad, eran mosaicos de poblaciones experimentales generalmente guerreras y agresivas que se enfrentaron desigualmente a lo largo de varios siglos. El experimento Europeo traía armas más poderosas y enfermedades más mortíferas que las existentes entonces en el experimento americano.
Primero se vino para sacar todo lo que era valioso en las culturas europeas, y luego se empezaron a destruir los ambientes nativos, donde predominaban culturas indígenas de cadena alimentaria larga, para establecer cultivos y campos ganaderos, y por lo tanto la controvertida cadena alimenticia corta. Esto continúa todavía. En este mismo momento los blancos y su soja destierran a fuerza de policía y jueces territorios ancestrales. Quien crea que la guerra de estrategias terminó está equivocado. Hace 43 días que 60 niños, 40 mujeres y 200 adultos Mbya Guaraní están concentrados en la plaza 9 de Julio de Posadas, en Misiones, para que los reciba el gobernador, y les reconozca sus derechos. Al 12 de octubre todavía no los había recibido. Más de cinco siglos después del primer viaje de Cristóbal Colón este blanco gobernador sigue actuando como un conquistador del siglo XV.
En América no hubo un contacto pacífico de culturas sino un largo, sangriento y cruel genocidio que todavía continúa. Pontificar desde los libros de letras blancas que más allá de los excesos cometidos el balance fue "altamente positivo", como lo indicó algún historiador, es una cachetada soberbia e insoportable para los pueblos indígenas. León Cadogan se horrorizaría de estos discursos urbanos e intelectuales emitidos por quienes hablan de indígenas sin haber vivido con ellos, y que no saben de trampas mondé ni de territorios vivientes, y que ni siquiera oyeron las plegarias antiguas y selváticas en un Opy.
Después de años de mansos festejos el 12 de octubre entró en crisis. Ahora es un mes de recriminaciones y alegatos. Hace unos días las palabras más sinceras pero inaceptables vinieron de un cónsul español. Fiel a sus antepasados conquistadores reivindicó indirectamente las matanzas y el reemplazo sangriento de una cultura por otra. Otros discursos en cambio se dedicaron a comparar Incas o Aztecas con españoles, olvidando que la mayor parte de los pueblos indígenas no pertenecieron a esos grupos. Siempre fue más fácil hacer comparaciones que hablar de los genocidios actuales. Valorar los orígenes europeos no justifica sus atrocidades. Muchos de nosotros somos descendientes de sucesivos invasores europeos, tan blancos como aquellos que hace siglo y medio asesinaban a indígenas por un sueldo, y luego ensartaban sus testículos en un alambre.
Hace falta decirlo en voz alta, el genocidio no terminó, sigue tan cruel como antes aunque ya no tenga olor a pólvora. Por eso nos duelen los enfoques mezquinos que ni siquiera mencionan el riquísimo universo cultural y místico de los pueblos originarios. De esas comunidades que siguen viviendo con cadenas alimenticias largas y cultivos de subsistencia pese al desmonte y las motosierras.
Hoy los genocidas se llaman Benetton en la Patagonia, Moconá Forestal S.A. en Misiones, y soja en Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Salta. Tienen cómplices gubernamentales, y cómplices por ignorancia (aquellos que no saben lo que sucede). El 12 de octubre, sin embargo, es apenas una fecha blanca. Lo más importante son los 365 días humanos que tiene cada año. Porque de eso se trata. Tras siglos de ultrajes y matanzas lo mínimo que puede hacer la sociedad blanca es reconocer a los indígenas el derecho que tienen a recuperar sus territorios y a vivir de acuerdo a sus costumbres, algo que por otra parte exige el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. He vivido en la selva y en la comunidad de Tekoa Yma donde aprendí que ningún ser humano tiene la verdad de la vida. Solo trozos, fragmentos.
La verdadera sabiduría no está en conocer o tener lo más posible, sino lo necesario para ser feliz. ¿Podremos aprender a vivir sin dejar huellas indelebles? ¿Asumiremos alguna vez que somos un país interétnico, y que todos tenemos los mismos derechos? Quiero creer que sí.

Raúl A. Montenegro es biólogo, presidente de FUNAM, catedrático y Premio Nobel Alternativo 2004.


Photo/post: Pablo Amaringo y bandera de Tawantinsuyo.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si se emplearan los presupuestos que se emplean en los despliegues militares del 12 de octubre en levantar lo que estos 4 capullos han hundido, ya sí que podríamos jactarnos ya no de viejas glorias sino de milagros imposibles.
Salud con merde
Samuel

Stalker dijo...

Comparto el desasosiego ante desfiles y conmemoraciones ridículas.

El artículo estremece.

Quiero ser optimista pero una termita interior me dice que no, que estamos condenados a repetir los mismos errores, que no podemos aprender porque nuestra visión es corta, grande el orgullo y la estupidez y escasa la empatía...

pero algo habrá que hacer, habrá que resistir de alguna forma...

un abrazo

Antonio Tello dijo...

Creo RAB que el 12 de octubre no debería festejarse, pero ya que se festeja debería tener un cariz no militar. Más civil.
Por otra parte, el artículo del profesor Montenegro es muy interesante. La conquista y colonización hispana de América representó un brutal choque entre la cultura racionalista de los colonizadores y la cultura mítico-mágica los colonizados, que se llevó a cabo sobre una supuesta superioridad tecnológica europea que, desde la razón, obvió y menospreció la experiencia indígena.

RAB dijo...

Bueno que se aclare lo de las cadenas alimentarias y el respeto inteligente que de la tierra hacía el hombre indígena. Ellos tenían un modo de vida que hoy los muy modernos llamarían "sostenible" y que cuando se aplica a la razas aborígenes de cualquier rincón de la tierra se observa como primitiva. Bueno ante todo que se destaque que América YA ESTABA DESCUBIERTA y que paradógicamente, aún hoy sus etnias sobrevivientes no se sienten descubiertas: ¿qué fue descubierto más allá de una naturaleza exhuberante capaz de ser hollada y explotada junto con sus habitantes? Bueno especialmente, que se destaque la preminencia de pueblos nómades más allá de incas aztecas y mayas, que tenían en su simiente casi la misma mentalidad gregaria que los supuestos conquistadores, y que fueron los que entregaron América, realidad testimoniada por Diego Rivera en su gran mural sobre la "conquista" de México, vendida por Moctezuma a Hernán Cortés por unas cuantas monedas de oro: en definitiva, que es lo de siempre ¿quiénes sufren? Los de abajo. Los que no quieren guerra y sí vida, esos son los que sufren. Por eso es bueno que se les recuerde. El despliegue militar es, pues, una afrenta a quienes están allí y a quienes vivimos aquí, una falta de respeto a los muertos que deberían honrarse y una mentira al propio pueblo español, al que se ha estado engañando durante 5 siglos. Ya es hora de que se blanquee la historia, creo yo: la historia es cíclica, y el occidental empieza a despertar a la verdadera naturaleza del mundo aborigen, cuya forma de vida que hoy llamamos "mágica" estaba sustentada en una visión mucho más pragmática de lo que suponemos. ¿Acaso llamamos "mágica" a la ceremonia de la eucaristía? A pocos se les ocurriría burlarse de un rito que promete el paraíso (forma ¿metafísica? del capital) a cambio de un trozo de pan, curiosamente, en forma de moneda. ¿Qué tiene eso de pragmático y cuánto de gran disparate? ¡Si hasta le hemos levantado una ciudad, la más rica del mundo!(qué digo: un estado). ¿Cuál sería la diferencia? La diferencia está en que el gregarismo facilita la creación del capital, y que el animismo indígena basado en la dialéctica entre espíritu y naturaleza no le era útil al capital... El objetivo no era CON-quistar sino EN-quistarse: tener, poseer. Y ésta es la única historia oficial que yo conozco.

Analía unblog dijo...

El blanqueo del que hablás ya viene sucediendo en Argentina desde hace un tiempito. Hay mucha gente concientizada ya, y acá también por suerte. Lo que decían del indio, que son sangre fuerte, es tal cual y a ellos también les llegará su reivindicación Rox... gracias por recordarlo. Como siemre, t seguimos. Beso.

hiniare dijo...

Es curioso, pero por aquí el 12 no oí mencionar ni una sola vez América. La gente estaba por otras cosas, como los skins que recorrían Barcelona con la bandera franquista buscando guerra. Los desfiles y los himnos sólo recuerdan el pasado reciente de reyescatólicos, santiagomatamoros y cidcampeadores, es decir, la gloria del imperio que nunca fue. La gente ya está cansada de todo eso, y este día acaba siendo una mala opereta.
Yo pongo mi granito de arena con una gran admiración y un gran amor a América y sus indígenas, si sirve de algo. Y aunque las banderas me dan repelús, qué bien que la bandera de Tawantinsuyo y la bandera gay sean iguales (qué curiosa mezcla de causas), a ésta sí que me apunto.
Saludos,
h.

CHINCHU-LYN dijo...

Hao! Sí que mencionarla y es para demostrar lo mucho que tener que agradecer el indio antropófago y sacrificador de humanos al hombre blanco culto y civilizado en la época en que el indio usar taparrabos y comer bananas bajo los cocoteros y no trabajar y no estudiar y dedicarse sólo a robar y ser tan parecido al mono que tener que aprender a amar a Dios y a las costumbres puras y ejemplificador de hombre blanco, tales como el garrote vil, descuartizamiento lento a caballito y todo previa bandición y perdón de los pecados, amén. Ya decirlo no saber quién: antes de que llegara el hombre blanco el indio poseer la tierra sin saber rezar. llegar el hombre blanco y el indio cerrar los ojos para rezar y quedarse sin tierra. amén.

Anónimo dijo...

Che RAB... la bandera esa es la de los gays... se inventó en el 78 y no es la de los indios, pero parece que + o - en esa época un periodista la tomó para una radio de allá y se convirtió en símbolo del imperio inca, que no tenía bandera.......
CH CH

RAB dijo...

Chinchu lo tuyo es bestial... XD

Hiniare, el amigo tiene razón: es idéntica a la bandera gay... ya he visto que la fotito que pillé en Google figura en la Wiki justo en la definición de "bandera gay", y siempre me ha llamado la atención que ambos tengan la misma enseña. No es por nada, pero también es verdad que el Imperio Inca no tuviera bandera... y que la de Tawantinsuyo sea a cuadros en una versión, y en otra a rayas. La dejamos de todas maneras, ya que representa los 7 colores del Arco Iris. Lo que me gustaría saber es quién ha copiado a quien...

Salutti

tula dijo...

Sabemos de América lo que nos han contado...pero existe otra América, esa nos supera.
un beso.

RAB dijo...

No se me ocurre añadir nada más a semejante síntesis :)

Mercedes Thepinkant dijo...

Estupendo texto y comentarios.
Es que por aquí no sabemos nada de todo eso. La gente con la fiesta-puente tiene ya bastante en que pensar.
Genial Chinchu Lyn, creía que eras chino de china pero me parece que tu tampoco tienes bandera.
Saludos

RAB dijo...

Chinchu es indio totalmente, Merche... XD Él siempre pone su nota de humor. Habría que preguntarle si cree en las banderas... pero conociéndolo a mí me da que no. Y teniendo doble nacionalidad, y aunque suene a paradoja, menos que menos.
Por cierto: a mí las fiestas-puente me parten el casi-na-de-curro en dos, es decir: que además de no irme de puente, gano la mitad. Así que ya te digo...

besuco