En la raigambre del viento está mi soy.
En él me vuelvo cobra bailarina.
Pero cuando todo está en calma
se duerme la serpiente. Hiberna. Muda de piel.
Se recoge.
Cobra bailarina se rehace de la nada
y de la nada forja una cesta
se hace agua en el desierto
y del desierto hace crecer un vergel.
Aquí
donde mi corazón raja la tierra
soy viento
constelación
aborigen.
8 comentarios:
Saludos cordiales.
Me hacía falta leer algo nuevo, otra visión. Me agradaron sus letras "contundentes".
Me alegro que te guste, kadannek. Bienvenido a la posada.
uno se encuentra con la poesia
en ese
y a veces no sirven las palabras
hasta que son necesarias
decirlas
donde estan los comentarios
seoras y seores
¿cuando publicas en papel?
gracias
bacci
rsa
Me deleito y la saboreo. Una y otra vez.
Más redonda la anterior, poéticamente hablando, aunque ésta también me atrapa. saludos RAB.
S
Celebro que unos puedan deleitarse y otros midan redondeces :)
La cobra sigue bailando absorta.
Delicioso poema, RAB...
El primer verso es estocada: me afila y toca lo que se des-entraña, la fibra última del temblor.
Constelación ab-origen, claro: simpre hemos sido polvo de estrellas, infinitamente delinado y trashumante (y más cosas que uno no sabe decir),
abrazo
La constelación aborígen llegó una noche, misteriosamente, hasta mi posada y se ha quedado aquí como una pluma trashumante que se arrebuja bajo una luz como si fuera de humo. Quien se anima a cuestionar su elección? Yo no, desde luego :)
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